Xosé Luis Carreira Valín confiesa que su suerte fue la de saber escucharse y actuar en consecuencia o, lo que es lo mismo, la de quedarse en su tierra cuando los jóvenes de su edad buscaban el futuro fuera. Muchos cuestionaron su decisión, pero el tiempo se ha puesto de su lado, el lado en el que pasado y futuro convergen. De aquella decisión nació Arqueixal, un proyecto que cumple 30 años dando pasos siempre pioneros para mantener viva la tradición en la parroquia palense de Santiago de Albá.

   El primer objetivo de Arqueixal fue recuperar el queso que hoy conocemos amparado por la Denominación de Arzúa-Ulloa —cuyo Consejo Regulador preside el mismo Carreira—, y que, sin el impulso de las primeras queserías como la suya en los años 90, estaría limitado a la producción casera y condenado a desaparecer. Pioneros en la reconversión a ecológico, la apuesta por este tipo de producción les permitió comercializar también el yogur y la leche con un precio que reconociese la calidad del producto.

    Esa calidad se asienta en la sostenibilidad con la que concibe su granja, más emparentada con la comunión con la tierra y la cultura campesina tradicional que con el crecimiento exponencial. Una filosofía a partir de la cual Carreira habla de “minifundio en positivo”, ese que, más allá de la mayor dificultad en el manejo del ganado, valora la partitura de árboles, vallados y prados de un paisaje mucho más biodiverso que el del monocultivo. Del mismo modo, el número de vacas que pacen en la granja se mantiene desde hace varios años en 35, pero el proyecto se ha diversificado en distintas facetas que no hacen sino completarlo.

     Arqueixal ha sido también una iniciativa precursora en el agroturismo en Galicia. Consciente de que muchas casas rurales solo ofrecen una experiencia parcial del territorio, ha recuperado varias edificaciones cercanas a la granja y las ha rehabilitado con los criterios de la bioconstrucción para proporcionar a los visitantes una visión integral del paisaje. No solo ofrecer alojamiento, sino experiencias: ser pastor por un día, deshojar el maíz, ordeñar las vacas o elaborar el queso. Con el festival que Carreira ha impulsado con la asociación de vecinos, Son d´Aldea, quiere que muchos escuchen lo que él supo escuchar hace treinta años: la autoestima de ser de aldea. Romper con el pasado es algo que, según cuenta, estamos pagando. El pasado es necesario para comprender el futuro. Y aquí está vivo y activo: en la leche, en los quesos, en el yogur, en Santiago de Albá.